Nuevo hogar...

Caminaba por el palacio, mirando de un lado a otro, observando con detenimiento cada detalle de éste. No quería perderse detalle de su nuevo hogar, por fin había encontrado un lugar en el cual todos le respetaban, se sentía completamente feliz pero como siempre su rostro no lo demostraba, solo mostraba tristeza.

Estuvo caminado largo rato por los pasillos hasta que se detuvo a descansar en una silla que había en aquel largo pasillo. Estando allí sentado no dejó de mirar aquel lugar tan lujoso en el que estaba, prácticamente no sabía lo que hacía allí pero se sintió agradecido.

-Me resulta raro estar aquí...-se dijo para sí mismo en voz alta mirando hacia el suelo con sus ojos rojos tristes como de constumbre.

La mansión en la que estuvo anteriormente no era tan lujosa, lo era, pero no tanto como aquel palacio.

Caminaba lentamente por el pasillo, solo caminaba. llevaba un libro en sus manos, pero era mas por costumbre que por lectura. Estaba cansado, y era temprana la noche, por lo que no llevaba sus ropas elegantes, ni su corona. Simplemente estaba vestido como una persona mas.

Pronto se detuvo antes de llegar al Hall, Puesto que un aroma le llamo la atención... un vampiro, allí en su castillo, extrañado, dejo el libro sobre una mesilla, y fue a su encuentro con los ojos entre cerrados.

Al llegar allí y ver quien era, se sorprendió visiblemente. Apenas un niñato.

- Buenas noches... - dijo educadamente, entornando una suave sonrisa, y centellando sus ojos.

Bajaba rodando por las escaleras,ya que me habia equivocado en una cosa en la cocina ha palacio,cuando llege a la parte de abajo lleno de moratones,la cocinera me lanzo la sarten a la cabeza haciendo bastante daño,tanto que empeze a llorar hay mismo en el suelo.

MALDITO NIÑATO!! TE EQUIVOCASTE DE ESPECIA!! vERAS CUANDO SE LO DIGA AL SEÑOR NIKOLAI!!-dijo la cocinera gritando y de forma amenazadora-

Ugh!se a pasado...a!tengo el cuerpo de contusiones!

Estaba tan introducido en la discusión que no me di cuenta de que alli estaban nikolai y nanashi.

Al darse cuenta de que alguien se acercaba se levantó de la silla tranquilamente. Al verle con esas ropas no supo quien era, pero de todas formas le saludó haciendo la reverencia típica de un mayordomo.

Al levantarse había dejado su capa sobre la silla, mostrando sus ropajes, una camisa blanca en la cual llevaba acoplada una cola de golondrina adornada con hilos dorados; unos pantalones cortos, unas medias que le llegaban hasta las rodillas y unas botas de tacón altas, que le hacían ganar unos cuantos centímetros, pero no mucho.

-Buenas noches...permítame que me presente, mi nombre es Nanashi...-dijo educadamente con una voz tremendamente suave y mirando al suelo con su acostumbrado semblante de tristeza.

Escuchó todos los gritos y demás, pero ni siquiera giró la cabeza para ver lo que estaba pasando.

- Y que hace aquí un Vampiro? -

La pregunta fue fría, pues al ser de su misma raza desconfiaba de el, pero no creía realmente que fuera a causar ningún mal, por lo que solo sus palabras fueron frías, mas su semblante y reacciones cálidas.

- Ciel, podrías decirle a la cocinera, que si vuelve a ponerte un dedo encima, se presentara ante mi y lo pagara? - dice sin apartar la vista del otro, pues leyó en la mente del pequeño lo ocurrido.

-Estoy aquí para servirle a usted...-le contestó educadamente sin deshacer aquella elegante reverencia-...seré su más fiel sirviente...

Aquella voz triste y sosegada, a la vez mostraba seguridad y sumisión. Estaba dispuesto a servir a aquel hombre, aunque fuera la raza que lo convirtió en lo que era ahora, pero aquel era su trabajo, estaba educado para hacer eso, así que se tuvo que aguantar y jurarle fidelidad absoluta. Después de eso escuchó las palabras de aquella persona hacia el chico que acababa de aparecer casi de la nada. Por alguna extraña razón, Nanashi no desconfiaba de aquella persona, cosa rara en él ya que desconfiaba de todo el mundo.

No pude evitar el llanto cuando la sarten fue a parar a mi pequeña cabeza,lo que izo que armase un poco de escándalo mientras nikolai pronunciaba las palabras dirigidas hacia mi.Estaba tan dolido por el sartenazo,que me había dejado un enorme chichón,que tarde varios segundos en poder levantarme del frió suelo,de forma un poco mareada ya que el golpe en la cabeza había sido muy fuerte para la debilidad de mi cuerpo.Temblando con la satén en mano, comenzó a subir las escaleras tropezando,hasta que caí a la cuarta subida a pie, inútilmente.

Ni-nikolai me dio en la cabeza la sarten......no me encuentro muy bien...

Naturalmente,era como para estar muerto,una sarten de puro hierro había aterrizado sobre la cabeza de un niñato de 10 años así que lo mas seguro es que tuviese una contusión en la cabeza y ahora enfermase....de todas formas debía ganarme la comida y el dinero así que debía seguir trabajando ,aunque no pudiese.Aunque realmente....no era un chichon....ya que por detras de su cabeza sin darse cuenta,un mini río de sangre salia.

Suspiro levemente, tendría que encargarse primero de Ciel, o no podría tener una conversación sin que el otro muriera. Le tomo en brazos, y le cargo...

- Acompañame, Nanashi... - le dijo secamente, y le guió por un pasillo hasta una sala de estar, donde deposito a Ciel en un fino diván, y se mordió ligeramente la muñeca, dejando caer 2 gotas carmesí de su fina sangre en la boca de su chiquillo. Eso bastaría para que se curara... - Quedate quieto aquí, estarás mejor en un momento. -

Miro a Nanashi, y tomo asiento en un sillón frente al fuego, y le indico que se acercara con un gesto de su mano.

Note como la herida se cerro, encontrándome mejor, así que decidí observarles,pero debía volver al trabajo de inmediato.Me levante del diván y ande un par de pasos hacia la puerta,hasta que caí mareado al suelo,pero no debía causar ninguna molestia a si que en un nuevo intento ,me volví a levantar ,pero al salir y cerrar la puerta me volví a caer rendido sobre la moqueta que cubría el suelo de parquet.



Urg.....debo continuar la tarea o seré despedido...

Cuando le dijo aquello asintió con la cabeza y le siguió como si se tratara de su perro faldero. Miró todo lo que estaba haciendo aquel hombre, al ver las gotas de sangre le entraron ganas de probarla, pero se contuvo y mantuvo la compostura.

Siguió al homre con la vista hasta que se sentó en aquel sillón, vio como con un gesto de su mano le indicaba que fuese hasta donde él estaba. Asintió con la cabeza y se plantó delante de él, cerrando los ojos y haciéndole una leve reverencia con las manos juntas delante de su cuerpo.

-¿Qué desea, mi señor?...-le preguntó educadamente sin deshacer aquella leve reverencia, esperando las órdenes de aquel hombre.

Suspire levemente, y cerré los ojos al escuchar caer a Ciel. Le hice una seña para que esperara a Nanashi, y fui a por el otro, volviendo a levantarlo, y llevándolo nuevamente al Diván, dejandole allí recostado.

- Vuelve a levantarte, sin que yo te lo diga, y no volverás a entrar en mi habitación... y sabes bien lo que eso significa! - Era una amenaza valida, y odiaba hacerle eso, pero sino el volvería a intentar algo. Con un suave movimiento de la mano, cerre a la distancia vía Telekinesis las puertas y ventanas de la estancia.

Acto seguido, volví al sillón donde me encontraba, y tome del brazo a Nanashi, sentándole sobre mis piernas, mirándole detenidamente, como analizandole. Luego de un rato, apoye el codo sobre el apoyabrazos y la cabeza en la mano y le pregunte, mientras sus ojos brillaban levemente por la luz del fuego.

- ¿Como se que no eres un espía de otro Ducado, Nanashi? -

Hizo caso de las palabras de aquel hombre y se quedó esperando a que volviese, sin perder la compostura, mirando todo lo que hacía sin ninguna expresión en la cara. No se sorprendió para nada cuando usó aquel poder para cerrar las puertas y demás, ya que él poseía ese mismo poder.

Se puso algo nervioso cuando le cogió del brazo y lo sentó sobre las piernas de aquel muchacho. Al ver el fuego se asustó un poco y recordó lo que había hecho su anterior amo. A causa de esto se llevó la otra mano a la muñeca que tenía vendada y miró triste al suelo.

-Mis padres solo me educaron en la servicialidad, señor...-le contestó educadamente con una voz suave y en un tono realmente sincero, ya que era cierto que le educaron desde pequeño en esa labor.

Las caricias en su muñeca se hicieron todavía más usuales al notar cierto calor del fuego en su pequeño cuerpo. Aquellos ojos se veían preciosos, brillando con aquel elemento al que era más vulnerable que los demás humanos, como todos los de su especie.

Sonreí levemente un momento y le tome el brazo con delicadeza. Se lo levante y comencé a despojarle de su venda, con suavidad.

- Se para lo que te educaron, pero la pregunta aquí es... ¿a quien sirves o quieres servir? -

revise detenidamente su brazo, revisando que era eso que parecía causarle molestia y algo de miedo.

Al tratarle con esa suavidad gran parte de su miedo despareció. Miró detenidamente cada moviento, cuando le retiró por completo el vendaje volvió a ver aquella herida causada por el elemento que ahora mismo se podía ver en la chimenea. Apartó la vista de la herida y miró al hombre a los ojos.

-Sería un gran honor servirle si me lo permitiera, mi señor...-le contestó educadamente mientras dirigía de nuevo la mirada hacia la herida de su muñeca, recordando detemidamente lo que pasó hace ya unos años.

Suspire suavemente, mirando con molestia la herida. Apreté con delicadeza la misma y le mire a los ojos.

- Aquí no tendrás castigos físicos, Nanashi... pero puede haber cosas peores que ellos. - sonreí de lado - ...los castigos suelen ser... pasar por mi lecho. - reí suavemente como si se tratara de una broma.

Luego hice lo que pensaba hacer desde el principio... conocer mejor a aquel joven... y solo conocía una forma de hacerlo, siendo vampiro. me lo acerco al pecho y beso suavemente su cuello. Acto seguido, y con suma sensualidad, le muerdo levemente y bebo de su sangre, aferrándome a el. No me estaba alimentando... le estaba conociendo.

Aunque tenia una sangre deliciosa, y no me molestaría alimentarme de el...

Un ahogado gemido de dolor salió de su garganta cuando apretó la herida con delicadeza, todavía le molestaba algo. Aguantando un poco el dolor le miró a los ojos, escuchando cada palabra que le decía con atención. Suspiró aliviado al escuchar que no iban a maltratarlo físicamente, pero lo que ya no le gustó demasiado fue eso de pasar al lecho de aquel hombre como castigo. Tenía que cumplir con su trabajo y si tenía que ser castigado lo haría sin rechistar.

-Entendido…si hago algo que no sea de su agrado, cumpliré con el castigo que me imponga…-le dijo sin dejar de mirarle a los ojos, queriendo sonreírle.

Un leve gemido salió de su garganta cuando le besó el cuello y acto seguido clavó aquellos colmillos en él, hacía mucho que no sentía aquella sensación. Normalmente se habría asustado y se hubiera quedado paralizado, pero con la delicadeza con la que le estaba tratando sintió cierto placer. A causa de la mordida recordó cuando le mordieron a él cuando era pequeño, pero ni punto de comparación como le estaba mordiendo, sus recuerdos no le afectaron a su forma de ser en aquel momento, además, tenía que mantener la compostura.

Sonreí suavemente ante las palabras ajenas, y tome eso como un contrato. Me incline levemente hacia delante, acariciando su rostro y sus cabellos con una mano, la cual ademas le inclinaba la cabeza para permitirme beber aun mas...

Era un ser especial, no diría único, pero si especial. Serio, fino, pero con un deseo interno poderoso. No encontré traición en sus palabras, pero si duda. Quede satisfecho con eso, y me aparte solo unos centímetros, lamiendo la herida y haciendo que esta cicatrice.

- Bien... confió en tu sangre... y en tu palabra, Nanashi... Aceptare tus servicios feliz y honrado... -

Sonreí con elegancia y atraje sus labios hasta mi cuello, tomándole en brazos. suavemente... si seria mi sirviente, lo volvería mas fuerte. Le hable simplemente con la mente... "Bebe mi sangre..."

Aquellas caricias le tranquilizaron aún más, sabía que estaba seguro allí. Otro ahogado gemido salió de su garganta cuando se separó y lamió su fino cuello. Después de esto le miró a los ojos fijamente, escuchando detenidamente las palabras que salieron de los labios de aquel hombre. Al oírlas le alegró bastante, pero fue incapaz de esbozar una leve sonrisa.

-Le estoy muy agradecido…haré lo que desee…-le agradeció con una voz suave y sin dejar de mirarle a los ojos.

Cuando notó aquellas manos que le llevaban hasta el cuello de Nikolai, tragó un poco de saliva, tenía que lograr controlarse o si no se arrepentiría de aquello. No dijo nada, simplemente obedeció, para eso estaba: obedecer las órdenes de su señor sin rechistar. Besó con delicadeza el cuello del hombre para luego proceder a clavarle los colmillos suavemente. Rezó separarse en el momento justo. Tal y como había decidido, clavó sus afilados colmillos suavemente en su cuello y comenzó a beber su sangre. Era deliciosa, quizás la mejor sangre que había probado en su inmortal vida. Succionó lentamente la sangre, saboreándola, impidiendo que una sola gota se desperdiciara lo más mínimo. Al poco rato se separó, limpiando sus colmillos y demás con la lengua.

-Vuestra sangre es exquisita…-le comentó educadamente mientras le miraba a los ojos, la verdad es que era deliciosa y se sintió realizado, había conseguido controlarse-…ha sido un verdadero honor dejarme beber tan exquisita linfa…

Después de los gritos que me dio mi señor nikolai,gire dándoles la espalda a los dos muchachos con un poco de educación mientras unas pequeñas lagrimas caían desde mis pequeños y azules ojos.Se me paso por la mente el irme de una vez de palacio,aunque así la vida no estaba seguro de que me fuese a ir muy bien.Seguidamente me limite a estar callado ,apenas haciendo mi simple ruido de respirar he intentar observar de forma algo inusual lo que aquellos dos hacían.