Por una simple sonrisa.

Sintió una leve punzada en su clavícula cuando notó como aquellos colmillos se clavaban en ésta. Sus ojos se abrieron de par en par cuando le enetró de aquella manera, un grito de dolor salió de su garganta, sus ojos rojos se inundaron en lágrimas, recordando con todo detalle lo ocurrido en su pasado.

Aquellos ojos pronto se pudo ver el pánico por hacer aquello, al probar la sangre de aquel muchacho sus ojos comenzaron a brillar, entró en un estado de descontrol y acercó sus colmillos al cuello del muchacho, clavándolos bruscamente y sin ningún miramiento. Comenzó a succionar, deleitándose con aquel sabor metálico de aquel líquido escarlata. Ahora ya no podía controlarse, no sabía si iba a poder separarse, pero eso le importó poco.

Sus ojos seguían inundados en lágrimas a causa del dolor de aquellas embestidas, pero seguía saboreando la sangre de aquel muchacho. Sus brazos rodearon el cuello del mayor mientras succionaba su sangre, las piernas ya no formaban parte de sí, se movían descontroladamente, dándole sin querer alguna que otra suave patada.

Me deleité con los gritos que me proporcionaba su garganta... demostraban que era mío, sólo mío...
Un gemido ronco se escapó de mis labios al notar sus colmillos... tan delicioso.
Aumenté el ritmo de las embestidas, sin importarme que el joven sintiera dolor... sin importarme siquiera todo lo que él hubiera pasado...
Con la mano masturbé al joven, quería oírle gemir... deseaba que gritase.

A causa del dolor de las embestidas terminó separándose de aquel delicioso cuello. Una gran cantidad de sentimientos invadieron su cuerpo: tristeza, dolor, pánico, placer...No sabía ya que sentir, se maldijo a sí mismo por haberse mordido el labio, aquello fue el detonante de todo esto. En estos momentos, su voz sonó confusa, no sabía si estaba sintiendo placer o dolor, los gritos y gemidos se confundieron con llantos.

A causa de aquel descontrol por haber probado la sangre, mordió bruscamente el brazo, saboreando de nuevo aquel delicioso líquido escarlata, ahogando gemidos y gritos en aquel mordisco.

Ya se encontraba al límite, quería que aquello terminara ya, no podía soportarlo más. Deshizo el mordisco y gimió, su voz demostraba miedo, cansancio y placer.

-N-no...puedo aguantar...más...-cerró los ojos con fuerza, notando como auquel fluido blanquecino le recorría la uretra, buscando salir, hasta que por fín lo consiguió. Un ronco gemido salió de su garganta en el momento de eyacular, jadenado y sollozando por aquel dolor que estaba sintiendo.

Lamí los restos del blanquecino líquido que quedaban en mi mano mezclando su agradable sabor con el de su sangre, gimiendo no sólo por el placer de que estuviese completamente a mi merced... sus colmillos desgarrando mi piel estaban consiguiendo que aún me avivase más.
-Así... pequeño - gruñí en su oído sin detener las placenteras embestidas que cobraban rapidez por momentos... -Deleitame con tus gritos... quiero oírte gemir - aparté el brazo de sus dientes para poder oírle sin ningún impdimento.

Apartó la mirada, cerrando los ojos y apretando los dientes con fuerza, sintiendo como todavia le embestía, ahora con mucha más rapidez cosa que hizo que gimiera y gritara más fuerte. No quería hacer lo que aquella persona le estaba pidiendo, pero no lo pudo evitar, había pasado de estar pasándolo bien a estar pasándolo realmente mal.

Su pequeño cuerpo temblaba de pánico y rara vez sentía algo de placer. A cuasa de aquello casi no pudo hablar pero hizo un esfuerzo para poder decirle algo.

-A...Alexander...por...favor...-le rogó con lágrimas en los ojos, perdiendo fuerzas por lo que estaba sucediendo; además, aquella voz no sonó demasiado bien. Se agarró fuertemente a las sábanas, apretando los puños de vez en cuando para que aquel dolor desapareciera.

Escuché las súplicas del muchacho, que me encendieron todavía más llevando las penetraciones a un ritmo frenético, sonriendo ante ellas...
Sentía que no iba a poder aguantar mucho más, llevé mis dientes a su cuello nuevamente mordiéndolo con fuerza, succionando la sangre que tanto placer le estaba otorgando.
-Cómo dije... delicioso - embestí hasta derramarme en su interior con un ronco gemido... observando su cara con una satisfecha sonrise en mis labios... sintiendo como el olor de su sangre y de su semen inundaba mis sentidos.

Gimió al notar como clavaba de nuevo aquellos colmillos en su cuello, succionando su sangre. Ya no derramó más lágrimas, no le quedaban, su rostro cansado estaba humedecido por culpa de aquellas lágrimas de dolor. Arqueó la espalda cuando sintió como aquel fluido blanquecino le llenó.

Su cuerpo estaba paralizado, solo atinó a jadear y sollozar levemente, ya no tenía fuerzas a pesar de haber bebido la sangre de aquel muchacho. Se incorporó un poco, lo suficiente para que el miembro del mayor saliera de su interior, acto seguido se cubrió el pecho con sus brazos finos y temblorosos; y cuando pensaba que ya no le quedaban más lágrimas que derramar, un fino río de lágrimas le recorrió el rostro, mirando al muchacho con miedo.

Observó las lágrimas del muchacho caer... le tenía miedo, estaba temblando.
Sin saber cómo... ni cuando sintió como si un cubo de agua helada me cayese encima... observando la escena, recordando todo lo que había pasado...
-Nanashi... yo... - mi voz se quebró y las lágrimas acudieron a mis ojos, pero no permití que salieran... el olor era insoportable... debía salir de allí o si no le haría más daño.
Cubrió al joven con las mantas, intentando retomar la delicadeza que durante un tiempo había mantenido... y depositó un beso en su mejilla, secándo las lágrimas con una mano mientras la otra se encontraba cerrada con fuerza, desgarrándose la palma... sintiendo como todo su mundo se desvanecía...
-Será mejor... que me vaya - susurré sintiendo un dolor en mi pecho, proveniente de ese órgando que tiempo atras había dejado de funcionar mirando apenado el rostro del muchacho momentos antes de darme la vuelta para dirigirme a la puerta de la habitación...

Al cabo de un momento todo su cuerpo se relajó, se sintió realmenta mal por aquello, si no le hubiera pasado aquello en el pasado no hubiera reaccionado así, haciendo que los demás se sintieran mal. Abrió los ojos de par en par cuando le tapó con las mantas y le dio un beso en la mejilla. Ésto último le relajó un poco pero ya no tanto lo que le dijo después.

-Tú no tienes la culpa de esto...la tengo yo...definitivamente estoy destinado a estar solo...-le dijo con aquella cara inexpresiva de siempre, mirando al infinito, notando como lo que le había enseñado anteriormente desapareciera de su ser-¡Me odio a mí mismo!

Alzó la voz, cosa bastante rara en él ya que solía hablar bastante bajo y suave. Agarró fuerte las mantas, cubriéndose todo el cuerpo, ya relajado por completo, alzando las rodillas y deseando internamente morir abrasado por el brillo del Sol. Ese deseo pronto salió la luz, revelándoselo a Alexander.

-Desearía morir ahora mismo en manos de la luz del Sol...-dijo con voz suave, sin dejar de mirar al infinito.

Las palabras hicieron que me detuviese antes de cruzar la puerta y me girara para mirarlo con ternura sin apartar de mi mente el odio que en esos momentos me envolvía...
-No digas eso... - gruñí acercándome a él de nuevo y abrazándolo... no me dejaría volver a dominar por la bestia que había en mi interior... aunque ya no tendría que controlarla por mucho más -Tú no tienes la cupa de nada... el único que merece tal destino soy yo... - suspiré resignado... - prometí que nunca nadie te haría daño... y lo voy a cumplir... - se levantó y se volvió a alejar lentamente dedicándole una última mirada -Hasta siempre... Nanashi

Nanashi correspondió aquel abrazo con fuerza, no quería que se fuera . Se planteó la opción de contarle algo de su pasado pero mejor decidió que no, todo estaría mejor así.

-Si que la tengo...tú no deberías de sufrir ese destino, eres mejor persona que yo...-le dijo con la misma cara de tristeza antes, ya no se le iba a borrar aquel sentimiento-Sé que no lo has hecho de manera consciente, has actuado así por mi sangre, por lo consiguiente...yo tengo la culpa...

Cuando se separó y se alejó la tristeza le invadió aún más, se destapó mostrando su pequeño cuerpo desnudo. Alzó las rodillas y se las abrazó con fuerza, apoyando la barbilla en las rodillas y mirando al infinito una vez más.

-Alexander…por favor…no te vayas…tengo miedo…no quiero quedarme solo…-le rogó con una voz extremadamente triste, escondiendo la cara entre sus brazos y haciendo ese abrazo a sí mismo mucho más fuerte.

Le miré, entristecido...
-Sí es mi culpa... yo te he violado... si hubiese sido más fuerte y hubiese resistido la tentación nunca hubiese pasado - Hablé entre gruñidos intentando centrar mi cabeza en las palabras olvidando el olor...
-Si me quedo aquí volveré a hacerlo... - suspiré con resignación sin acercarme a él, unicamente dirigiéndole una fria mirada...-Descansa... el amanecer está por llegar... cuando anochezca nuevamente intenta sonreír otra vez... sé que alguien conseguirá que lo hagas... -Limpié la solitaria lágrima que resbaló por mi mejilla sin yo poder evitarlo... -Adios, Nanashi - Salí por la puerta de la habitación susurrando antes de cerrarla -Se feliz - Dirigiéndome hacia el exterior

Alzó la cabeza y le miró con el mismo semblante de siempre, ya no volvería a sonreír más y no por lo que le había hecho, sino por haberle hecho sentir así por culpa de haberse anclado en su pasado. Pocas de las palabras de aquel chico entraron por sus oídos, no se creía lo que había pasado. Escuchó la palabra sonreír y se preguntó de nuevo en sus pensamientos lo que significaba aquella palabra.

-Ya no volveré a sonreír más...me va a hacer recordar esto...-le dijo deshaciendo aquel abrazo y echando un poco el cuerpo para adelante.

Cuando el muchacho cruzó la puerta, los recuerdos vinieron a su mente, esta vez fueron más intensos. Abrió los ojos de par en par, apretó los dientes y se llevó las manos a la cabeza y apretó, como si quisiera reventársela allí mismo.

-No...no...no sigas...-sus recuerdos lo estaban invadiendo por completo, vio como le violaban y le maltrataban, sintiendo aquel fuerte dolor en todo su pequeño cuerpo-¡¡NOOOOOOO, AUREEEEEL!!!

Su grito de dolor se tuvo que escuchar en toda la cantina, esperó que llegase a los oídos de Alexander. Aquel nombre, Aurel, era el de su antiguo amo, al que asesinó junto con toda aquella familia a la que servía.

Las lágrimas finalmente se desbordaron y recorrieron mi rostro, empañándome los ojos... acrecentándose el fuerte dolor de mi pecho cuando oí el desgarrador grito proveniente de la habitación...
Ignorando las miradas de la gente que allí hubiese, salió de allí, aprovechando las últimas horas de la noche para buscar un lugar donde nadie puediese encontrarlo...
"Lo siento, Nanashi" era lo único que por mi cabeza podía pasar... intentando no derumbarme a cada paso que daba... sin ningún rumbo fijado, únicamente buscando un lugar donde darle fin a todo sin que nadie lo impidiese.

Salió de su trance y se levantó corriendo de la cama, recogiendo las ropas esparcidas por toda la habitación, esperando poder alcanzarle y darle un abrazo, no podía soportar que hiciera alguna locura.

Se vistió rápidamente, sus ropas estaban mal colocadas, pero en aquellos momentos eso le daba igual. En estas que salió corriendo de la habitación, aún con lágrimas en los ojos y antes de que saliera consiguió darle un fuerte abrazo.

-No...por favor...-le rogó con una voz rota de dolor, casi no podía hablar con normalidad de tanto llanto; ya no le quedaban lágrimas que derramar, estaba demasiado roto por dentro.

Sabía que estaba montando una escena allí pero le daba exactamente igual, lo que estaba tratando ahora era de que aquel muchacho no hiciera una locura de la que pudiera arrepentirse.

Relajé mi cuerpo al sentir sus brazos rodeándolo... como si no quisiese dejarme ir... pero era tarde... le había hecho daño y amenazaba con volverselo hacer. No me molesté siquiera en secar mis lágrimas.
Suspiré resignado girándome sobre mi mismo para corresponder ese abrazo...
-Es lo correcto... - sujetando su barbille le besé... probando de nuevo el sabor de la sangre que me había hecho perder el control, manteniendo la cabeza fría... fija en el pensamiento de protegerle...
-Quien sabe... puede que algún día volvamos a encontrarnos... pero hoy no puede ser... - Se separó apretando con fuerza los dientes... -Vuelve dentro...

Correspondió a aquel beso con ganas, cogiéndole de la nuca para hacerlo más profundo, no quería que se marchara, quería que se quedara hasta que se durmiera o que durmiera plácidamente con él pero no iba a ser posible. Escuchó cada palabra que dijo y éstas se clavaron en su ser como agujas.

-Espero que cumpla su palabra...siempre estaré esperándole...-le dijo educadamente con algo de dolor en su ser, aunque le hizo aquello no dejó de faltarle el respeto, ya que el mayor no había tenido la culpa-Volveré dentro...hasta que nos veamos otra vez...

Se dio media vuelta para no verle de nuevo, ya que podría montar otra escena mucho peor y no quería que se enfadara con él por una cosa así. Aquella voz realmente sonó rota de dolor, pero pensó largo tiempo y llegó a la conclusión de que sería lo mejor. Ahora iría a la habitación a no dejar de llorar y lamentarse de su pasado.

Observé una última vez el cuerpo del pequeño que se adentraba de nuevo en la cantina cabizbajo.
Me sentía en esos momentos un ser despreciable... mucho más de lo que siempre había pensado que era.
Con lágrimas en los ojos esperé a que desapareciera a través de esa puerta y sin dudarlo me giré y comencé a caminar, maldiciendome a mi mismo por lo bajo, sin un rumbo fijo... esperando sólo que todo el dolor desapareciese

Nanashi se adentró en la cantina y subió las escaleras hasta u habitación. Una vez allí cerró la puerta con fuerza, casi sacándola de su lugar. Estaba realmente furioso y se odiaba a sí mismo, sus lágrimas no cesaron de salir ni un solo moemento. Recordó todo lo que había hecho por él momentos antes de ir a la cantina, como le había enseñado a sonreír...pero ahora ya no lo recordaba.

Cuando entró en la habitación y cerró la puerta tras de sí, cayó al suelo sentado, apoyándose en la puerta mal colocada. Apretó los dientes con fuerza, conteniéndose las ganas de que un desgarrador grito saliera de su garganta, pero le fue imposible. Apartó las manos de su cara, echó la cabeza hacia atrás, abrió los ojos de par en par y de nuevo, un desgarrador grito salió de su garganta, esta vez mucho más fuerte que el anterior.

Al momento se calló y agachó la cabeza, cerrando sus ojos inundados en lágrimas y relajando todos los músculos para descansar hasta que llegara de nuevo la noche y buscarlo para pedirle disculpas, pero tenía el presentimiento de que no le iba a encontrar.

-Alexander...¿por qué?...-preguntó en voz baja antes de perder la noción del tiempo y quedarse dormido plácidamente después de haber llorado.