Soledad...

Ligeramente extrañado por aquella reacción y, a la vez, contento por haber logrado que sonriese, observé su mirada y, una vez se hubo sentado sobre mis piernas, volví a besarlo, esta vez con un poco más de agresividad, sin dejar de resultar suave para no asustarle, mientras pasaba uno de mis brazos por su espalda y colocaba el restante bajo sus piernas.
Sin separarme de él me levanté, alzándolo al peso, lo cual resultó más sencillo de lo que esperaba.
Corté el contacto con sus labios para llevar mi boca hacia su oreja, mordisqueando el lóbulo y susurrando a su oído -Lo que desées estará bien por mi
Espero unos momentos duditativo, esperando algún tipo de indicación... al fin y al cabo no podía llevarlo al Cabarett.

Correspondió aquel beso, fue extraño, no se asustó lo más mínimo a pesar de como lo estaba besando. Abrió los ojos de par en par cuando lo levantó en volandas, a causa de esto se agarró más fuerte a su cuello. Un escalofrío recorrío su pequeña espalda cuando le mordisqueó el lóbulo de la oreja, ese escalofrío pronto se convirtió en un gemido que intentó ahogar apretando los dientes un poco. Se avergonzó cuando ese gemido salió de su garganta y se llevó la mano a la boca sorprendido y tapándola.

-El único lugar donde se me ocurre ahora es mi habitación pero...me preocupa algo el señor Nikolai...-le comentó llevándose un dedo a la boca y pensando mientras miraba a un punto fijo-Espera, podemos ir a la Cantina...

Le propuso mientras volvía a dirigirle la mirada y le daba un suave beso en la mejilla.

-No hace falta que te contengas... Nanashi - comenté divertdo al ver sus frustrados intentos de contener el gemido, empezando a caminar con el joven en brazos hacia la cantina, conteniendo una oleada de rabia que azotaba su cada nervio de mi cuerpo al oír el nombre de Nikolai pensando que podría ser la persona que alguna vez hubiese lastimado al muchacho. Logré calmarme un poco al notar el tacto de sus labios sobre mi mejilla y para distraer mi atención, volví a cazar sus labios introduciendo, esta vez, la lengua en su boca y entrelazándola con la suya, deseando llegar a nuestro destino, para poder tocarlo, poder sentirlo sin miedo a ser descubiertos, ya fuera por algún vecino curioso o, más peligroso aún, por el mismo sol

Nanashi correspondió a aquel beso de manera lujuriosa, como si quisiera devorar aquellos labios, aunque en realidad eso era lo que quería. Aquella persona había logrado que volviera a sonreír, le debía mucho.

Sus lenguas iniciaron un juego persecutorio en sus húmedas y lujuriosas bocas. Para poder disfrutar más del momento, cerró los ojos de placer y le volvió a rodear el cuello con sus finos y delicados brazos. A causa de ese apasionado beso un gemido salió de su garganta, ahogándolo en la boca del muchacho. Deseaba con todas las ganas llegar a la Cantina.

Seguimos aqui si le parece ^^ Cantina