la noche y la nada...

*la noche se acercaba y ya era hora de levantarse, tomo sus ropas, sus armas y se dispuso a salir de su mansión, camino hasta los campos observando la noche estrellada que estaba por encima de ella coloco sus manos detrás de la nuca una pose muy habitual en ella, recordó las noches en las que jugaba con nikolai de pequeña cazando luciérnagas y una media sonrisa salió de su rostro, bajo la cabeza un poco para ocultarla…por que esa sonrisa se le había clavado en el rostro?, acaso…no no podría ser aquello…por que alguien como ella sentiría algo por el…era absurdo, se detuvo en un campo de margaritas y se hecho en él para mirar a las únicas acompañantes que tenia y tuvo durante su no vida…*

Salió a deleitarse un poco de la noche, quería ver aquel cielo estrellado que hacía tiempo que no lo veía. No sabía por donde iba, solo dejó que las estrellas y la Luna le guiasen como era de costumbre en él. A causa de su despreocupación a la hora de andar, terminó en un campo de cosechas, a lo lejos divisó a alguien que se tumbaba en un lecho de preciosas margaritas, aunque aquellas flores no eran sus favoritas.

Se acercó a ella educadamente, dejando que sus pasos se oyeran para no pillarla de sorpresa.

-Buenas noches...-le dijo educadamente con una voz suave y aterciopelada, sacando la mano de su capa y llevándosela a su hombro derecho, haciéndole una pequeña reverencia.

*miro hacia el lado de donde provenía la voz, un muchacho de pelo violáceo estaba parado allí*
-buenas noches…*hizo una pausa para olor ese aroma tan reconocido*…parece que nikolai tiene muchos sirvientes por estos lados…
*se reincorpora para sentarse, algunas margaritas estaban adheridas a su cabello aun.*
-como te llamas?..

Deshizo la educada reverencia y procedió a contestarle, abriendo aquellos hipnotizadores ojos rojos como la sangre.

-Mi nombre es Nanashi...-le contestó guardando su mano dentro de la capa para no dejar que viera sus ropas-¿Puedo tener el honor de saber el suyo?...

Trató de ser lo más educado posible mirándole con aquel semblante suyo de tristeza. Sabía que no debería de poner aquel rostro, pero era inevitable en él, quería encontrar a alguien que le enseñara a sonreír.

Se quedó delante de ella mirando como aquellas margaritas estaban enredadas en su cabello, no la iba a tocar hasta que le diera permiso para hacerlo, no quería meterse en líos.

*realiza una sonrisa sádica y ríe por lo bajo como en forma de una burla*
-me llamo Lilinette Galbraith seguramente has escuchado hablar de mi….
*hace una pausa*
-ven siéntate…no voy a morderte….aun. *vuelve a sonreír de la misma manera que antes*
-bien y que haces por aquí?...

Hizo una pequeña reverencia cuando le dijo su nombre, sabía que era una figura importante así que tenía que ser educado, aunque no fuera su rey.

-Encantado...-le dijo deshaciendo la reverencia y escuchando las palabras de aquella mujer.

Cuando escuchó lo de que aún no le iba a morder desconfió un poco, pero se sentó de rodilllas a su lado sin quitarle ojo de encima, tenía que estar atento a todos sus movimientos.

-Quería admirar esta maravillosa noche...-le contestó mirando al cielo y luego mirando de nuevo a la mujer, sin esbozar siquiera una leve sonrisa.

*miro hacia el cielo otra vez y se volvió a echar hacia atrás*
-si que es hermosa….no es una de las primeras noches que se ven así….por lo menos para mí…
*le dijo esto sin mostrar expresión en su rostro*
-se que es descortés pero qué edad tienes?
* Lo miro callada esperando una respuesta*

En parte estaba nervioso, pero tenía a alguien con quien hablar de algo. Era cierto que nunca había visto una noche como esa, mereció la pena de salir un momento para verla con admiración. Escuchó la pregunta de aquella mujer sobre su edad, teniendo en cuenta que estaban hablando de vampiro a vampiro no ocultó su verdadera edad.

-Para nada descortés, tengo 16 aunque llevo en este basto mundo 400 años...-le contestó sin quitarle ojo de encima, desconfiaba solo un poco de ella, pero no le importó hablar.

Él no le preguntó la edad ya que si que era de mala educación preguntarle la edad a una mujer, si ella quería decirle su edad él estaba dispuesto a escucharla y oír todo lo que le dijera. Sus ojos rojos como la sangre brillaron a la luz de la Luna, haciéndolo más claros, al igual que su pelo.

-valla…aun eres un chiquillo…me agradas…y eso que no hay muchas personas que me agrades….nunca se debe confiar demasiado en una persona y menos si esta tiene colmillos
*sonríe sarcástica y toca con la punta de la lengua sus colmillos*
-y por qué estás aquí…como has llegado?
*vuelve a mirarlo*

Aquel movimiento de lengua no auguraba nada bueno, pero hizo caso omiso y escuchó las palabras de aquella mujer. Al oír el comentario sobre la confianza quedó completamente de acuerdo con ella.

-Eso me halaga...-prosiguió-estoy aquí porque me quedé sin nada y me acogieron en este lugar...-le contestó con aquella voz tan suave y algo triste por recordar todo lo que había pasado hace años en aquella mansión.

El grado de inquietud estaba aumentando en él, aunque sus gestos no lo demostraron, ya que prácticamente estaba inmóvil al lado de aquella mujer. La miró con ciertos ojos de tristeza.

-ah...ya veo…es curioso…la mayoría de los que vienen aquí es por que se han quedado sin nada…
*vuelve a mirar el cielo y suspira…su antecesora lirien también se había quedado sin nada y también había ido a parar a esa ciudad…y así fue como termino...echa cenizas…se pregunto si ese destino también le esperaba a ella*
-por que tienes esa cara?...no tienes por qué ponerte…incomodo

Nanashi la miró con los mismos ojos, no sabía sonreír, aquel era su problema, uno de sus mayores problemas. No quiso preocuparla y antes de contestarle miró al cielo, iluminando sus ojos con la luz de la Luna.

-Mis disculpas...desde cierto día no puedo sonreír...-le contestó bajando la mirada del cielo y dirigiéndola a ella.

Comenzó de nuevo a recordar todo lo que le había pasado anteriormente, aquellos maltratos psicológicos y físicos por parte de aquella familia y de como una vez intentaron matarle.

*suspira*
-no hay problema no tienes de que preocuparte…estoy acostumbrada a que la gente no sonríe en mis tierras…y sobre todo en mi familia…es algo que ya tenemos impregnado en nuestro ser…
*saca un cigarrillo del bolsillo y lo prende*
-debe haber sido algo sumamente horrendo como para que llegues a esas circunstancias

Escuchó cada una de las palabras que pronunció, le reconfortaron algo, pero no lo suficiente como para calmar su dolor. Vio como encendía su cigarro, aquella pequeña llama le recordó un poco a lo que le pasó y se asustó un poco, pero no dejó que ella lo notara demasiado. A causa de esto se llevó la mano a la muñeca vendada y se la rodeó, acariciándola con delicadeza.

-Realmente fue horrible...-le dijo desviando la vista, sin dejar de acariciar su muñeca dolida de aquella vez.

A causa de los recuerdos aquella herida comenzó a dolerle un poco, pero ocultó su dolor para no preocupar a la chica. Por esto apretó un poco los dientes, dejando ver un poco sus afilados y blancps colmillos iluminados por aquella Luna.